LA EDUCACIÓN QUE GENERA FELICIDAD
Christopher Hugh Derrick (12 de junio de 1921 – 2 de octubre de 2007) fue el hijo del artista, ilustrador y caricaturista Thomas Derrick. Fue educado en el Douai School entre 1934 y 1939, y en el Magdalen College, Oxford, donde sus estudios fueron interrumpidos al ingresar a la Royal Air Force durante la Segunda Guerra Mundial. Desde 1953 hasta 1965 fue uno de los administrativos de la Universidad de Londres, trabajando también para una editorial (como publisher's reader). En adelante trabajó de forma independiente como consejero literario para varias editoriales, como crítico literario y como escritor. Falleció el 2 de octubre de 2007 a la edad de 86 años.
PRINCIPIOS PEDAGÓGICOS
- Mantuvo preocupación por la frágil felicidad de los jóvenes ante el espíritu de bárbara amargura de la sociedad.
- Observador desconcertado de la realidad, armado únicamente del sentido común.
- Solo sabe que debe hacer algo mejor para sacar a la juventud de ese estanque de tristeza en el que parece estar a punto de ahogarse.
- La respuesta será el testimonio de su vida en el campus y la confirmación de que hay motivos para la esperanza.
- La clave de la educación es hacer consciente a la persona de su dignidad como ser hecho a imagen y semejanza de Dios. Pero esta consciencia debía formarse en la familia, ya que en las escuelas la influencia en el alumno es limitado.
- EL factor decisivo para la buena marcha del alumno en la escuela no era la calidad del centro, sino la calidad de los hogares y familias de donde provenía.
- Los padres son los principales educadores de sus hijos y que esto conlleva una obligación, pero sobre todo el grave compromiso de ser un ejemplo. "Se tratará más de los que somos que de lo que hagamos".
OBRA PRINCIPAL
Christopher Derrick,nos ofrece en este pequeño libro ya clásico una profunda e inquietante reflexión sobre la educación moderna. Su punto de partida es la visita a un college norteamericano en el que profesores y estudiantes, inmersos una experiencia de vida cristiana, no viven sometidos a la esclavitud del relativismo sino que constituyen un lugar efectivo de educación para la libertad. A partir de ella, Derrick nos ofrece un replanteamiento de la educación, especialmente de la educación católica, en la que «la verdad cuente para algo». Con un humor y agudeza excepcionales, este libro se inserta en la gran tradición anglosajona del debate cultural entre el sentido común, el sentido religioso y las ideologías.